#QuedateEnCasa | #YoMeQuedoEnCasa
Prevención para evitar contagiarte:
Lávate las manos con agua y jabón durante al menos 20
segundos. Si no dispones de agua y jabón, utiliza un desinfectante de manos que
contenga, al menos, un 60 % de alcohol.
Evita tocarte los ojos, la nariz y la boca.
Procura no entrar en contacto físico con personas que estén
enfermas.
Cúbrete al toser o estornudar o utiliza un pañuelo
desechable. Tira el pañuelo inmediatamente a una basura cerrada y lávate las
manos.
Si no te encuentras bien:
Procura no viajar si tienes fiebre o tos. Cuando llegues a
tu localidad, acude a un profesional de la salud y cuéntale dónde has estado.
Si te encuentras mal, quédate en casa y llama a tu centro de
salud.
Ponte mascarilla si:
Eres un profesional de la salud y tratas con pacientes
infectados por COVID-19.
No tienes ningún síntoma pero cuidas de alguien que pueda
estar infectado por coronavirus.
Tienes tos o estornudas.
El uso de mascarillas solo resulta efectivo a la hora de
prevenir infecciones si se acompaña con una buena higiene de manos, ya sea con
un gel desinfectante a base de alcohol o bien agua y jabón. Si llevas
mascarilla, debes saber cómo utilizarla y deshacerte de ella correctamente, tal
y como se indica en el sitio web de la OMS.
Es normal sentir tristeza, estrés, confusión, miedo o enfado
durante una crisis. Hablar con personas de confianza como amigos, familiares o
los compañeros de tu comunidad puede ayudarte a sentirte mejor.
Si tienes que quedarte en casa, mantén un estilo de vida
saludable en cuanto a la comida, el ejercicio y los horarios de sueño. Mantén
el contacto con tus seres queridos por teléfono o correo electrónico y busca
apoyo en tu comunidad de Facebook u otras redes sociales.
No recurras al tabaco, el alcohol u otro tipo de drogas para
aliviar tu frustración.
Si te sientes muy agobiado, llama a un profesional o
consejero de salud. Averigua a dónde debes acudir en caso de que necesites
atención médica, ya sea física o mental.
Remítete a los hechos. Lee información que te ayude a
evaluar tu riesgo de forma rigurosa y así poder tomar las precauciones
convenientes. Obtén información de una fuente fiable, como el sitio web de la
OMS o de una institución sanitaria local o nacional.